La atención de nuestra sociedad occidental se dirige cada vez más hacia el exterior. Miramos fuera de nosotros mismos para buscar aprobación, observamos a nuestros ídolos y medimos los objetivos que hemos logrado, buscamos fuera de nosotros lo que en realidad solo podemos encontrar en nuestro interior.
Para tener éxito es esencial trabajar sobre todo en nuestro interior, incluso más que en nuestro exterior. La excelencia interior no es un estatus, sino una manera de pensar y actuar, es una cualidad del alma, una mentalidad según la cual aceptamos la responsabilidad de nuestros pensamientos, sentimientos y acciones, independientemente de las dificultades con las que nos cruzamos.
Muchos estudios han demostrado que el entrenamiento mental mejora no solo las prestaciones y la productividad, sino también la diversión que experimentamos cuando llevamos a cabo una actividad. Para alcanzar nuestros sueños y objetivos, independientemente de la edad, podemos aprender a utilizar la mente para permanecer concentrados, firmes frente a la adversidad y motivados durante los momentos de aburrimiento.
Construir un cierto tipo de fuerza mental, igual que desarrollar los músculos, requiere tiempo y esfuerzo. Pero cuanto más trabajemos en nuestro interior, más visibles serán los resultados incluso desde el exterior. La fuerza mental no es innata, sino que se adquiere con la práctica y el esfuerzo, y para desarrollar las capacidades de nuestra mente es necesario que la entrenemos, igual que hacemos para desarrollar cualquier otra cualidad, habilidad o competencia.