En la sociedad actual, el éxito y el talento suelen ser vistos como dos características inseparables; en este contexto, el éxito es considerado una cualidad innata e invariable del individuo. De estos preconceptos deriva la idea de que aquellos que no están dotados de un determinado talento desde la infancia difícilmente podrán desarrollarlo más tarde y que, por el contrario, quienes poseen una cierta habilidad no necesitan trabajar para mejorarla.
Muchos personajes exitosos fueron considerados mediocres en su infancia y, sin embargo, en su juventud o edad adulta lograron desarrollar talentos que trascendieron en la historia. Entre ellos podemos citar al pintor Jackson Pollock, al escritor Marcel Proust e incluso a Charles Darwin.
Según las investigaciones que la autora ha desarrollado en el campo de la psicología, la explicación estaría basada en el tipo de mentalidad que adoptan las personas. Dwerk afirma que a la mentalidad de un individuo se asocian diferentes mecanismos de reacción ante los obstáculos o acontecimientos positivos. Partiendo de ésta afirmación, y basándose en sus investigaciones y observaciones, perfiló dos tipos principales de mentalidad:
- la Mentalidad Rígida, basada en la idea de que cada uno de nosotros nace con una cierta inteligencia, talentos y habilidades fijos e inmutables;
- la Mentalidad de Crecimiento, que, por el contrario, se basa en la idea de que cada una de nuestras habilidades puede ser desarrollada y aumentada.
En sus investigaciones, conducidas con grupos de niños en edad escolar que enfrentaban obstáculos y problemas complejos, la Doctora Dweck pudo determinar que los niños con una mentalidad rígida eran menos propensos a aceptar tareas más complejas y a aprender, a diferencia de los que tenían una mentalidad de crecimiento; el resultado fue una discrepancia en los enfoques de los dos grupos para el aprendizaje a corto y largo plazo.