En las sociedades previas a la invención del dinero, la mayoría de las personas eran autosuficientes, y aunque había formas de comercio, estas estaban limitadas a la práctica del trueque o bien formaban parte de tributos o rituales. El dinero surgió precisamente de la evolución de estos rituales, así como de la necesidad de sustituir el trueque por algo relativamente escaso y duradero que se pudiera utilizar como moneda de intercambio. Hoy en día, el dinero no es solo un simple método de contabilidad que simplifica el intercambio y el ahorro, sino también un elemento profundamente insertado en el tejido social de cada civilización.
Podemos identificar la primera aparición del dinero en sentido estricto hace más de 5.000 años en Mesopotamia, donde se utilizaban simples fichas de arcilla para representar las deudas entre las personas. Y entre las polis, que son las grandes ciudades-estado de Grecia, el dinero comenzó a extenderse como una necesidad para organizar los intercambios diarios, dada la especialización cada vez más alta del comercio. A su vez, los habitantes de Lidia, territorio que en la actualidad forma parte de Turquía y que limita con Grecia, producían pequeñas monedas de electro, una aleación de oro y plata. Cada pieza tenía diferentes valores en función del tamaño, y así fue como se inventaron las monedas. Una vez que se volvieron populares en Grecia, pronto las monedas se extendieron al resto del mundo.
Sin embargo, para rastrear el origen del papel moneda, tenemos que ir hasta China. En el año 995, un comerciante de Sichuan tuvo la idea de utilizar trozos de papel como recibos estandarizados para intercambiarlos por monedas de bronce, que ya circulaban desde hacía algún tiempo. Los trozos de papel eran transferibles, y se convirtieron en los precursores de los billetes de banco modernos, la primera forma de expresión del papel moneda.
Este invento fue un gran éxito, aunque solo fuera porque el papel era más liviano que el pesado bronce. Luego, el comercio se expandió, y ya para el año 1200 los chinos probablemente eran la civilización más avanzada del mundo tecnológicamente hablando. Y esto continuó luego de la invasión de los mongoles en el siglo XIII. Kublai ordenó que se creara un nuevo tipo de billete cuyo valor ya no estaba respaldado por metales preciosos, sino que era valioso en sí mismo. Esa fue la primera vez en la historia que se comprendió que el papel podía funcionar como dinero, no tanto porque equivaliera a un valor determinado en oro o plata, sino simplemente porque todos estaban de acuerdo en que el papel podía valer como dinero.
Cuando la dinastía Ming hizo retroceder a los mongoles en 1368, esta decidió que China debía volver a un pasado totalmente idealizado de autosuficiencia y fue así que, a mediados del siglo XV, el papel moneda casi había desaparecido de China. Y aunque hoy demos por sentado el crecimiento económico y nos asuste que se estanque durante unos años, este retroceso de China nos enseña que el progreso económico no está para nada garantizado.