Un mapa muestra mucho más de lo que parece. Desde niños aprendemos a leer un mapa físico y político, ya que, para interpretar un mapa, hay que hacerlo desde varios puntos de vista.
La geografía es un elemento determinante para el desarrollo de un país. Por un lado vemos las montañas, las llanuras y los ríos como fronteras naturales. Por el otro, están las fronteras artificiales que impuso el hombre, en su eterno intento por expandirse sobre el territorio. Con frecuencia se subestima el aspecto geográfico porque hay una tendencia a vincular el desarrollo de un país únicamente con el aspecto económico o político. Sin embargo, se debe analizar previamente el aspecto geográfico para tomar las decisiones políticas adecuadas. De hecho, la geografía determina algunas condiciones.
África, por ejemplo, es tres veces más grande en tamaño que Estados Unidos. El problema es que cuando miramos a África en el mapa no logramos percibir su inmensidad. Debido a la diversidad cultural, paisajística y climática, el continente africano podría dividirse en: un tercio superior, con el gran desierto del Sahara, y dos tercios inferiores, que es un área muy extensa que llega hasta Sudáfrica.
El continente africano es un lugar maravilloso, con una naturaleza virgen, hermosas playas y ríos increíbles, pero intransitables. El río Zambezi, por ejemplo, que atraviesa seis países y desemboca en el océano Índico en Mozambique, es un espectáculo para los turistas, pero no sirve para fines comerciales.
Hay otros ríos importantes en África, como el Níger, el Congo y el Nilo, pero estos ríos no están conectados entre sí y están destinados a ser tan solo un espectáculo natural, ya que no permiten la navegación para el transporte de mercancías con fines comerciales. Las playas son hermosas, pero las costas bajas no permiten la creación de puertos naturales, y el desierto del Sahara aísla a los países de África.
Por estos motivos, la construcción del Canal de Suez supuso una gran inversión, ya que trajo beneficios a la economía de las rutas internacionales, que ya no debían rodear el Cabo de la Buena Esperanza, y así se ahorraba en combustible y días de navegación.
Rusia es el país más grande del mundo. Tiene una superficie de 17 millones de kilómetros cuadrados y abarca once zonas horarias. A pesar de su gran tamaño, tiene una población de solo 144 millones de personas. Cuando el gobierno tiene que tomar decisiones políticas importantes, debe tener en cuenta la inmensidad del territorio, los once husos horarios y las diferencias climáticas que hay entre las zonas. Por ejemplo, los cultivos solo abarcan un área pequeña y se reducen a períodos cortos del año debido a la hostilidad del clima. Por estas razones, las necesidades de una zona de Rusia pueden no coincidir con las de otra.
Aunque su territorio se encuentra entre Europa (25%) y Asia (75%), Rusia se autodefine como un estado en sí mismo. Es una tierra rica en recursos, la mayor parte de los minerales, el petróleo y el gas natural se encuentran en Siberia, una zona difícil, con un acceso complicado y casi imposible para vivir. También por esta razón, el expansionismo de Rusia siempre miró hacia Occidente.
América es un solo continente, también llamado "las Américas", que incluye a América del Norte, América Central y América del Sur. Al este limita con el océano Atlántico, y al oeste con el océano Pacífico. Estados Unidos abarca solo la franja que va desde Canadá hasta México, que marca la frontera entre América del Norte y América Central, como si fuera un corredor de norte a sur que se ha convertido en una especie de carretera para el contrabando de armas y drogas. Desde el clima polar de Canadá y Alaska hasta las selvas tropicales de América Central, hay una gran variedad climática.
Luego está Asia, donde China sobresale como una gran potencia y el Medio Oriente. Japón no tiene recursos naturales, por lo que tuvo que organizarse para producir arroz, y lo logró gracias a la conformación física de la tierra. La separación entre Corea del Norte, apoyada por China, y Corea del Sur, respaldada por Estados Unidos, es un problema que afecta a todos.
Si observamos los mapas de Medio Oriente, comprenderemos que trazar fronteras en forma arbitraria, sin tener en cuenta la topografía y las diferencias culturales, genera inestabilidad.
Europa se formó a lo largo de los siglos, y sus características físicas permitieron su desarrollo, y sobre todo, la interacción entre los países. Los ríos navegables de Europa permitieron conectar diferentes regiones, lo que favoreció el comercio. El Danubio, por ejemplo, que es el segundo río más largo de Europa, conforma fronteras naturales entre Eslovaquia y Bulgaria, Croacia y Serbia, Serbia y Rumania, y Rumania y Bulgaria. El Danubio atraviesa 18 países, y a lo largo de los siglos ha garantizado el comercio fluvial y favorecido el surgimiento de grandes capitales como Viena, Bratislava, Budapest y Belgrado.
En Europa, las barreras naturales también conforman fronteras naturales. Francia, por ejemplo, se eleva entre los Pirineos (que la separan de España), los Alpes, el Rin y el océano Atlántico.