Hace solo 6 millones de años, un mono hembra tuvo dos hijas: una era la antecesora de todos los chimpancés, y la otra de todas las especies humanas.
La del Homo Sapiens, a la que pertenecen todos los seres humanos de hoy en día, es solo una de las numerosas especies de hombre que poblaron la Tierra contemporáneamente hace dos millones de años, y que evolucionaron hasta que se extinguieron en tiempos y lugares diferentes, desde hace al menos 10 mil años.
¿Cómo es que solo quedan los Sapiens? Existen dos teorías que son las más confiables según las investigaciones científicas y, lamentablemente, según las tendencias políticas: la teoría de la hibridación, es decir del apareamiento entre Sapiens y las otras especies que habitaban en territorios en los que se desplazaban, y la del reemplazo, según la cual los Sapiens habrían sido muy poco tolerantes y muy decididos para abrirse camino a base de genocidios.
De todos modos, todos los miembros de las especies "homo" tenían algo en común: un cerebro grande, pesado y hambriento de energía; un esqueleto que muy rápidamente tuvo que aprender a sostener un cuerpo de pie y no a cuatro patas; cachorros frágiles que proteger y educar dentro de una tribu. Pero sobre todo, una dieta a base de plantas, insectos y médula ósea —el último tejido comestible de las víctimas abandonadas por los leones, las hienas y los chacales.
Hace solo 400 mil años algunas especies humanas empezaron a cazar regularmente animales de gran tamaño, y solo con la aparición del Homo Sapiens, aproximadamente hace 100 mil años, el hombre se estableció en la cima de la cadena alimenticia. Esta es la clave para entender la historia y la psicología humana: a diferencia de majestuosos depredadores como tiburones y leones, los seres humanos no dejaron al ecosistema el tiempo para adaptarse a su éxito... Y tampoco se dieron tiempo a sí mismos. La posición en la que se encontraban provocaba ansiedad en los humanos y por ello, aún hoy, el miedo a ser derrocados los hace extremadamente crueles y peligrosos.