La mejor manera de establecer prioridades es empezar a lo grande, haciendo una lista de las 100 cosas que deseas para tu vida; ¿te parece mucho? En realidad, una vez que hayas anotado todos los lugares que quieres visitar, así como los éxitos más increíbles que esperas conseguir y, finalmente, cada pequeña satisfacción diaria, es probable que los cien puntos que te habías planteado ya no sean suficientes. Después, se pasa a seleccionar los 10 retos más importantes, y se establecen períodos de tiempo para completar cada uno de ellos. En ese momento, hay que reducir la lista a tres objetivos primordiales, que deben convertirse en un verdadero punto fijo, porque teniendo siempre presente lo que se quiere conseguir, será más fácil afrontar las dificultades del camino y superar las crisis.
Todos los objetivos pueden alcanzarse si estás dispuesto a seguir sistemáticamente este plan de cinco pasos:
- realizar una “petición” (a ti mismo o al universo): es decir, expresar tu objetivo;
- creer que has tenido éxito y comportarse como si ya lo hubieras conseguido;
- establecer un plan de acción detallado, dividido en pequeños pasos que te conduzcan a la meta;
- poner en práctica cada uno de estos pasos todos los días;
- no detenerte hasta que hayas alcanzado tu objetivo.
¿Cómo se traza el plan de acción para alcanzar tus objetivos? La mejor manera de hacer realidad un sueño es asegurarse de que sea SMART, es decir, específico (del inglés Specific), Medible, Alcanzable, Relevante y Tempestivo. Veamos el significado y la función de cada uno de estos adjetivos.
Ser específico con el objetivo que se persigue significa comprender en profundidad lo que se quiere conseguir y también permite encontrar más motivación, lo que a su vez se convierte como por arte de magia en una mayor posibilidad de éxito. Por lo tanto, es bueno preguntarse, en primer lugar, qué es lo que quieres y por qué lo quieres, tratando de ser honesto contigo mismo. A continuación, hay que entender lo que hay que dejar de hacer y lo que, en cambio, es útil empezar a poner en práctica para ir en la dirección correcta. Por último, es importante tener en cuenta los inevitables obstáculos a los que habrá que enfrentarse, para no verse desprevenido ante los problemas.
Tener un objetivo medible significa saber cuándo hay que descorchar el champán, es decir, ser lo suficientemente honesto con uno mismo para poder medir objetivamente los progresos realizados.
Está bien pensar que puedes conseguir lo que quieras, pero también está bien (o al menos es inteligente) asegurarse de que tienes el tiempo, el talento y el dinero necesarios antes de embarcarte en una aventura. Debes tener la seguridad razonable de que eres capaz de alcanzar tu objetivo y estás dispuesto a sacrificar lo que sea necesario para que ese sueño sea Alcanzable y Relevante.
Por último, es necesario ser Tempestivos al ponerse en marcha y evitar la procrastinación: fijar plazos y respetarlos (sin estresarse demasiado, porque los imprevistos le ocurren a todo el mundo) marca realmente la diferencia entre el éxito y el fracaso.