En las relaciones interpersonales, muchas personas siempre tratan de dar lo mejor de sí mismas, ayudar en lo que puedan y no defraudar a los demás. Pero si esta conducta está demasiado desbalanceada terminamos sintiéndonos agotados, vacíos y deprimidos, sin mencionar que, con el tiempo, este desgaste constante genera resentimiento e intolerancia hacia el prójimo. Sin embargo, a muchos les resulta imposible eludir las demandas de los demás y responden siempre rápido, sin delegar, como si intervenir en persona fuera la única forma posible de apoyo. Pero, por supuesto, esto no es así, sino todo lo contrario. Debemos aprender a decir que no, estableciendo límites y prioridades y velando para que se respeten. Por ejemplo, podemos ofrecerle una disponibilidad limitada a personas que suelen demandar mucho, o bien en el lugar de trabajo podemos expresar la necesidad de que no podemos trabajar más allá del horario establecido.
El objetivo de estas medidas es frenar situaciones que serían potencialmente estresantes y desgastantes. Preservar la energía nos hace sentir mejor con nosotros mismos y nos permite responder de una manera más lúcida y cordial a las demandas provenientes del exterior. Es como las medidas de seguridad para viajar en avión: primero debemos ponernos nuestra máscara de oxígeno y luego nos ocuparemos de las de los demás. Esta es una buena analogía para comprender un concepto de vital importancia: no podemos sacrificar el hecho de cuidarnos a nosotros mismos y escuchar nuestras necesidades en nombre de las exigencias de familiares, amigos o compañeros de trabajo. A la larga, este comportamiento se vuelve insostenible y no hace feliz a nadie. Por lo tanto, al relacionarnos con los demás es fundamental establecer y dejar en claro los límites que no deben sobrepasarse. Sin duda, esto no es un proceso fácil, pero todos pueden hacerlo. Y una vez que sepamos cuáles son los mecanismos a erradicar y las actitudes a adoptar, estableceremos vínculos más sanos y equilibrados, nos sentiremos más tranquilos y ya no caeremos en el error de olvidarnos de nosotros mismos.