La escritura es una de las muchas formas con las que el ser humano expresa y explica sus experiencias, visiones sobre el mundo, pensamientos y sentimientos. Es una forma de arte y es una de las que más ha acompañado a la historia humana a lo largo de los siglos, igual que la pintura. Antes de la escritura existía el simple cuento oral y tal vez por este motivo escribir sigue considerándose una práctica elitista, que no está al alcance de todos. En el fondo, hablar es una acción cotidiana, casi automática, mientras que el acto de escribir está reservado para algunas ocasiones esporádicas —sobre todo porque nos vemos obligados por la burocracia o las redes sociales.
Según la periodista Brenda Ueland no hay un motivo para pensar que no todo el mundo puede escribir bien. Cada individuo es el guardián de su presencia en el mundo y solo por ello tiene algo que decir. Además, cada uno tiene matices únicos y distintivos que cuando se trasladan al plano expresivo se convierten en verdaderos talentos potenciales. El motivo por el que las personas no dan valor a la propia originalidad son muchos y, en particular en el campo de la escritura, las presiones sociales impuestas tienden a disminuir el valor de la creatividad individual.
De hecho, la autora destaca la capacidad de creer en uno mismo como una de las características más importantes para dedicarse a la escritura. Un texto es original, cautivador, envolvente solo cuando es el fruto de un deseo de comunicar y el que lo hace es el auténtico yo.