Una breve introducción antes de comenzar. En el análisis del libro Siblings Withouth Rivalry, cuando usemos el término “hermanos” nos referiremos tanto a hombres como a mujeres. En español hay dos palabras para referirse a este tipo de relación: hermanos y hermanas, que en inglés se traduce como brothers y sisters, pero los anglosajones también tienen otro término, siblings, que sirve para designar este vínculo sin importar el género. En español prevalece el uso del masculino, por lo que para traducir siblings usaremos el término "hermanos" para indicar el lazo que existe entre dos hombres, dos mujeres y un hombre y una mujer.
La rivalidad entre hermanos es un tema que afecta a gran parte de la población mundial, por lo que es un tema muy interesante y de gran actualidad. Los expertos coinciden en que la raíz de los celos entre hermanos es el profundo deseo que tiene cada niño por el amor exclusivo de sus padres. Como tales, nosotros tenemos la capacidad de ayudar a intensificar o reducir esta competencia, lo cual podemos y debemos hacer a través de nuestra actitud, y también de las palabras. Estas herramientas son muy poderosas e influyen positivamente en la relación entre hermanos.
Este lazo es muy fuerte y puede llegar a tener un impacto significativo en los primeros años de vida, ya que genera sentimientos intensos (positivos o negativos), pero también a lo largo de toda la vida, porque estos sentimientos pueden permanecer en las relaciones entre hermanos incluso en la edad adulta. Si surgen rivalidades sin control, en el peor de los casos pueden desmoralizar a los niños e incluso provocar daños que estos llevarán consigo para siempre.
Como padres, en lugar de esforzarnos por hacer que los hermanos sean amigos, debemos tratar de brindarles las actitudes y habilidades necesarias para que manejen mejor sus relaciones. Por ejemplo, digamos que están gritando. En lugar de tratar de detener los gritos, deberíamos ayudarlos para que pasen de los gritos a una discusión más tranquila y racional. En lugar de enfocarnos en quién tenía razón o quién estaba equivocado, deberíamos enseñarles a escucharse, respetarse y a resolver las diferencias entre ellos.
El primer consejo práctico de las autoras es “observar y anotar”. Antes de empezar a trabajar en cualquier proyecto, siempre es recomendable recopilar la mayor cantidad de información posible para poder tener un panorama más amplio de la situación. Entonces, primero debemos anotar qué es lo que altera a los niños y cuáles son los comportamientos de sus hermanos que los ponen nerviosos. Posteriormente, sería bueno anotar los incidentes u observaciones más importantes y que más nos generan preocupación.