La vida creativa no es lineal; no es tan simple como ir del punto A al punto B. Más bien es una espiral, en la que volvemos al punto de partida cada vez que finalizamos un proyecto. Independientemente del éxito y los logros, un artista nunca "termina". A menos que fallezca, para la persona creativa no hay una meta final.
Realmente tenemos muy pocas posibilidades de controlar nuestra vida. Quizás lo único que realmente podemos controlar es cómo pasamos nuestros días, cómo trabajamos y en qué. Por esta razón, siempre debemos recordar que el ayer se fue y tal vez el mañana nunca llegue. Solo existe el hoy y todo lo que podemos hacer en el presente.
Para aprovechar el hoy de la mejor manera posible, el primer consejo es establecer una rutina diaria que nos ayude a sacarle el máximo provecho, independientemente de si es un día bueno o malo. Si no sabemos qué hacer ni cómo hacerlo, la rutina nos guiará.
En general, no existe una rutina universalmente perfecta, especialmente para las personas creativas. Podemos seguir el ejemplo de quienes nos inspiran, pero es fundamental que establezcamos rutinas que se adapten a nuestras necesidades y compromisos diarios, así como a nuestra personalidad. Para encontrar nuestra rutina ideal, debemos observar cómo son nuestros días. ¿En qué momento nos sentimos más inspirados? ¿Qué actividades diarias podemos eliminar para encontrar tiempo para nuestra creatividad? ¿Nos gusta más trabajar por la mañana o por la noche?
Algunos pueden pensar que una rutina limita la creatividad, pero en realidad la moldea ya que nos protege de los altibajos de la vida y nos ayuda a aprovechar el tiempo, la energía y el talento, que siempre están disponibles en cantidades limitadas. Así que, lo importante no es cómo está conformada nuestra rutina, sino que tengamos una. Creémosla, sigámosla la mayoría de los días, divirtámonos saliendo de ella de vez en cuando y cambiémosla si lo consideramos necesario.
Hacer listas también nos ayuda a ordenar el caos, ya que en ellas podemos plasmar nuestras ideas, lo que nos ayudará a despejar la mente y a prepararla para aprovechar mejor esas ideas. La más clásica es la lista de tareas pendientes, que es muy útil cuando nos sentimos abrumados por los compromisos, pero existen muchas otras. Por ejemplo, Leonardo da Vinci elaboraba una lista de las cosas que quería aprender durante el día, o bien podríamos anotar las cosas para las que no tenemos tiempo ahora y que quizás haremos en el futuro en la lista de los "tal vez". También podemos hacer listas de cosas que no queremos hacer, o una de los pros y los contras de una decisión que nos cuesta tomar.
Por último, no olvidemos que las rutinas y las listas representan aquello a lo que podemos aspirar, pero habrá días en que las cosas no saldrán como esperamos. Cuando llegue la noche, concluyamos la jornada sin importar cómo haya ido. Miremos hacia atrás y no seamos demasiado duros con nosotros mismos por lo que hicimos o dejamos de hacer. Recordemos que un día que hoy parece una pérdida de tiempo, mañana puede convertirse en algo significativo.