Tal y como explicó Italo Calvino, un texto clásico tiene el poder de viajar a través de los siglos para ayudarnos a comprender el presente. Lucio Anneo Séneca no podía predecir la complejidad de la vida del ser humano a dos milenios de distancia, sin embargo, en el décimo de sus Diálogos responde perfectamente a nuestras dificultades, en particular, a las que están relacionadas con el tiempo. Hoy en día, igual que en los tiempos de Séneca, la percepción es que la vida que tenemos no es suficiente para expresar el potencial del individuo, porque se escapa rápidamente de nuestras manos y es demasiado breve como para concedernos la felicidad.
El décimo de los Diálogos de Séneca está dedicado a Pompeo Paolino, que en aquella época ocupaba el cargo de prefecto de la annona, es decir el encargado de la cosecha y la distribución del trigo. Para Séneca, además de su suegro, Pompeo Paolino también era su amigo, y es con espíritu de amistad que el filósofo se dirige a él, aconsejándole que abandone la actividad pública y se retire a la vida privada para dedicarse a lo que realmente es importante. La argumentación se basa en un solo concepto: la vida no es para nada breve, como se suele creer, sino que es larga si somos capaces de aprovecharla al máximo.