La alimentación es la medicina básica más importante a nuestra disposición y tenemos que aprender a utilizarla de la mejor manera lo más rápido posible. En el panorama actual existen 3 grandes obstáculos que nos impiden comprender de una manera más profunda la comida, la alimentación y sus efectos sobre nuestro cuerpo y nuestra salud: la mala ciencia y sus limitaciones, la malinterpretación y por último la manipulación de los resultados por parte de los grupos de presión de la industria alimentaria.
La ciencia sobre la alimentación es una cuestión complicada, ya que es muy reciente y se empezó a desarrollar solo a partir de los años 80. Esto sucedió a causa de la proliferación y el aumento de la comida industrial, que modificó para siempre el panorama de la comida por cómo lo conocíamos precedentemente. A su vez, esto impulsó a los gobiernos a querer dar respuestas e indicaciones a las personas para que no tuvieran carencias alimentarias y para enseñarles cómo seguir nutriéndose de la mejor manera.
El problema es que la comunidad científica siempre ha prestado poca atención a la ciencia de la alimentación, ya sea a causa de su relativa novedad que por otras razones. Además, nunca se ha confrontado realmente con las demás ciencias relacionadas con la salud, ya que siempre han estado bastante separadas y solo en tiempos muy recientes han empezado a surgir conexiones entre las mismas.
Por este motivo, en el campo de la alimentación se invierte poco dinero en investigación. Al contrario, la industria farmacéutica invierte muchísimo dinero, ya sea porque las casas farmacéuticas tienen grandes beneficios, o porque ya están acostumbradas a gestionar nuestra salud con medicinas. Entre otras cosas, hacer pruebas con un fármaco es menos complicado que hacerlas con un alimento, porque la reacción puede ser más inmediata y la finalidad más específica y limitada, mientras que para hacer un buen análisis y un estudio correcto sobre los alimentos se necesita un muestra de personas extremadamente grande, visto que no somos todos iguales y tenemos un microbioma diferente, sin contar con el hecho de que se necesitaría mucho tiempo para medir los resultados reales.
Por lo tanto, lo que a menudo sucede en el campo alimentario son experimentaciones a pequeña escala, es decir poco relevantes, o experimentaciones en células o roedores, que también son poco relevantes porque no se hacen en seres humanos.