Sprint

Generar ideas es crucial. Es demasiado fácil empantanarse en proyectos a largo plazo basados en hipótesis discutibles. Sprint es un método estructurado que permite analizar problemas específicos y testear nuevas ideas atenta y rápidamente.

Usar este método nos da la posibilidad de "viajar al futuro" para ver el producto terminado y observar las reacciones de los clientes antes de comprometer nuestro dinero. Cuando una idea arriesgada tiene éxito en un sprint, el retorno económico es extraordinario. Sin embargo, lo más importante es identificar los fracasos, aunque sean dolorosos: trabajar con la máxima eficiencia significa detectar los defectos en cinco días.

Cómo se organiza el sprint: el lunes, se identifica el problema y se selecciona el tema en el que se centrará el equipo. El martes, se proponen y se "dibujan" las posibles soluciones. El miércoles, se decide cuál es, entre las posibles soluciones, la que se puede transformar en una hipótesis verificable. El jueves, se realiza un prototipo realista que luego el viernes será testado por verdaderos (posibles) clientes.

Cuanto mayor sea el desafío, mejor será el sprint: si estamos a punto de poner en marcha un proyecto que tardará meses o incluso años en desarrollarse, el sprint es el saque de inicio perfecto, útil sobre todo para comprobar la relación entre el proyecto y los clientes: las nuevas ideas suelen fracasar porque damos por sentado que los clientes las entienden. Tenemos que crear la relación correcta entre el cliente y nuestras ideas, para poder trabajar después "hacia atrás" y entender qué deberíamos desarrollar.