La intuición llegó por casualidad para Jerry Kaplan y Mitchell Kapor. Así es como surgen muchas veces las grandes ideas, a partir de problemas cotidianos sencillos y de mentes brillantes que intentan resolverlos. Mientras volaban en un avión privado hacia el cuartel general de Lotus (donde ambos trabajaban), intuyeron que sería mucho más conveniente viajar en compañía de una computadora portátil en la que poder escribir con un bolígrafo en lugar de tener que llevar cada vez pantalla, disco duro, teclados y ratón. Sería más rápido e inmediato tomar notas rápidas, escribir y enviar mensajes. Era 1984 y aún no existía el concepto de tableta.
Como solía suceder en los años 80 en el Silicon Valley, a dos cerebritos se les ocurre una idea que podría revolucionar toda la industria informática. Si tan solo pudieran llevarla a la práctica. Si tan solo sus ideas (aparentemente extrañas) pudieran traducirse en números reales, fórmulas, microchips, procesadores y objetos reales. La idea estaba ahí y el sueño también: crear una computadora personal que fuera pequeña y fácil de transportar, como un cuaderno. Pero "el negocio de los PC es una guerra", afirmaba Kapor, quien ya había participado en las batallas por Lotus.
Al igual que en una relación romántica, el nacimiento de una empresa se caracteriza por una gran inestabilidad emocional, entusiasmo extremo y un poco de miedo. Pero al final, Jerry Kaplan estaba decidido a apropiarse de la idea y convertirla en realidad. Fue así como comenzó la etapa embrionaria de GO.