Empecemos por una definición técnica de procrastinación: es el acto de aplazar algo que tenemos que hacer. Es un acto irracional: sabemos que posponer no es algo bueno para nosotros, ¡y aún así lo hacemos!
Aunque no es difícil explicar el significado de “procrastinar”, es mucho más complejo explicar por qué lo hacemos. ¿Por qué aplazamos algo aunque sepamos que es positivo para nosotros?
Para ayudarnos a entenderlo mejor, el autor emplea una analogía utilizada por Tim Urban, un experto en procrastinación, durante una TED Talk.
Se trata del mono que vive en nuestra mente, una metáfora útil para entender que dentro de nosotros existe un personaje simpático que actúa siguiendo un solo principio: evitar todo aquello que no le aporta placer ni diversión inmediata. El mono no está interesado en los beneficios a largo plazo de nuestras acciones; si algo no es agradable y divertido ahora, simplemente no lo quiere hacer. Lo que quiere es una gratificación inmediata, ahora, enseguida.
El problema nace cuando nuestra parte racional quiere hacer algo que no entra en los planes del mono simpático. Si por ejemplo queremos estudiar, completar un trabajo, meditar o hacer gimnasia, pero el mono no encuentra que estas actividades sean divertidas, se rebelará y nos lo hará saber. Nos dirá que es mejor mirar la televisión, comer un helado o descansar un poco.
Cuando escuchamos al mono, procrastinamos. Posponemos algo que no nos gusta a favor de algo que en ese momento nos satisface.
Cuando no escuchamos al mono, aplicamos la fuerza de voluntad. Silenciamos esa parte nuestra que no quiere esforzarse y superamos la dificultad momentánea, sabiendo que obtendremos un beneficio en el futuro.
La procrastinación es la lucha entre estas dos esencias que forman parte de nosotros; si somos procrastinadores habituales, sencillamente quiere decir que el mono gana con mucha frecuencia esta batalla. Nada más.
La buena noticia es que podemos aprender a dominar al mono e imponer más a menudo nuestra fuerza de voluntad.