Nuestro cuerpo es una fuerza de la naturaleza. Hace un trabajo extraordinario por sí solo, como si fuera una máquina en constante movimiento. Hemos sido diseñados para funcionar de la mejor manera posible, y cuando esto no sucede porque el equilibrio se ve alterado por alguna razón, igual estamos programados para curarnos.
Puede pasar que de todos modos permanezcamos en un estado de enfermedad, en cuyo caso habremos intervenido demasiado tarde y ya no será posible restablecer el equilibrio. El principal problema suele ser identificar la causa que generó la enfermedad, y normalmente intervenimos utilizando medicamentos, sin pensar que esto puede afectar negativamente nuestro estado de salud.
Según Darin Olien, el secreto está en la prevención.
El autor nació de forma prematura, por lo que siempre fue un niño con salud frágil, con grandes limitaciones causadas por infecciones recurrentes y varias disfunciones. A los 13 años, Olien, cansado de arrastrarse y de llevar una vida diferente a la de sus compañeros, le pidió a su madre que reemplazara la comida chatarra con pomelos. Empezó a sentirse mejor. Luego, dejó de tomar los medicamentos que le habían recetado y siguió sintiéndose cada vez mejor.
Así comenzó su proceso de autoconocimiento. Habiéndolo probado él mismo, decidió profundizar en el estudio de la fisiología y la alimentación para compartir sus descubrimientos y ayudar a quienes tenían problemas como él.
Una de las primeras declaraciones de Olien es sobre el equilibrio entre salud y enfermedad. Según él, el mal no existe, porque cuando se presenta no es más que un síntoma que se hace notar para llamar la atención y mostrar que algo no está funcionando como debería. Aquí se origina un gran malentendido, en cierta forma un verdadero error terapéutico, porque en la mayoría de los casos el abordaje médico se ocupa de tratar el síntoma y no la causa.
Por ejemplo, tomar un analgésico para no sentir el dolor sofoca la sensación, pero no cura la razón por la que sentimos ese dolor. A la larga, este enfoque metodológico mostrará todas sus deficiencias y la persona que se cure se beneficiará solamente a corto plazo.
Las dolencias o enfermedades que parecen tener su origen en pequeñas causas en realidad pueden ser el resultado de un problema mayor. Tratar la pequeña causa podría ser inútil y solo nos daría la ilusión de que estamos enfrentando el problema. La verdad es que hacer esto es una pérdida de tiempo, porque la verdadera razón del malestar sigue empeorando. Sin embargo, cuando descubrimos el origen del mal, si no lo solucionamos, al menos podremos abordarlo de la manera correcta.
Estamos acostumbrados a vivir mal. Aceptamos los dolores sin pensarlo demasiado e incluso los llamamos "achaques de la edad". Recordemos, sin embargo, que debemos pensar lo contrario. Las pequeñas dolencias de hoy pueden ser la señal de algo más grave en el futuro. El insomnio podría presagiar un ataque cardíaco en el futuro, o el estreñimiento podría ser una advertencia de cáncer de intestino. Si permanecemos con el problema, este se vuelve crónico o incurable.
En cambio, deberíamos cultivar el amor propio desde la niñez y la conciencia de que la salud es sin duda un regalo que debemos cuidar todos los días. Cada uno de nosotros es responsable de su propia salud. Sin embargo, para hacer esto, el conocimiento es fundamental, ya que sin la información adecuada, sin saber qué es lo que hace que el cuerpo funcione bien, es imposible cuidarse.
El secreto para mantener una salud óptima es controlar estos 5 aspectos: la alimentación, la hidratación, la oxigenación, el equilibrio alcalino y la capacidad de desintoxicación del organismo. Estos aspectos, que están modulados e integrados entre sí, pueden determinar si seremos fuertes, vitales, saludables, felices o, por el contrario, si estaremos fuera de forma, enfermos o siempre con un precario equilibrio.
La alimentación es fundamental, ya que cada alimento ingerido es transformado por nuestro cuerpo en energía y nutrientes, y dependiendo de la calidad de los mismos, la respuesta del organismo cambia.
La hidratación es la cantidad y la calidad de los líquidos que ingerimos, al igual que la oxigenación depende de la cantidad y calidad del aire que respiramos. El grado de acidez del interior del cuerpo también depende de la alimentación, que debe estar perfectamente equilibrada para evitar, por ejemplo, un malestar estomacal.
El proceso de desintoxicación debe ser sencillo para el organismo, y si no logra hacerlo por sí solo, debe recibir un apoyo periódico con ciclos que lo liberen del exceso de toxinas.
El organismo puede funcionar perfectamente, pero no se necesita mucho para romper su equilibrio. Si logramos mantener estas cinco fuerzas bajo control, el cuerpo podrá mantener el equilibrio de manera saludable.