¿Con qué frecuencia la admiración que sentimos por una persona exitosa es superficial? Solo vemos la expresión de sus dotes positivas y tendemos a ignorar que detrás de la fachada a menudo hay soledad y cansancio que no se expresan. El “trasfondo” psicológico de cada uno de nosotros, incluido el de quien nos parece exitoso, es muy complejo y para la gran mayoría de las personas está marcado por las adversidades que le tocó vivir durante la infancia o la adolescencia.
Según los psicólogos, hay condiciones que causan traumas que son imposibles de ignorar, la lista es larga y variada, y tiene un dato en común: se trata de eventos ocurridos antes de los veinte años. Perder a uno de los padres por muerte o divorcio o ser insultado, menospreciado y humillado por parte de un padre o un hermano. Vivir aislado y con miedo dentro de la propia familia. La convivencia con un alcohólico, un drogadicto o una persona con una enfermedad mental. Sufrir acoso, ser golpeado sistemáticamente, vivir en una casa abandonada o no recibir cuidados como ropa limpia y comida suficiente. Sufrir violencia o contacto inapropiado por parte de un familiar u otro adulto o incluso ser amenazado con un arma. Pues bien, alrededor del 75 % de la población mundial está expuesta a estas situaciones, y lo llamativo para los psicólogos es que muchas de estas personas se convierten en adultos exitosos precisamente por estos eventos, ya que les impulsaron a desarrollar características especiales, resumidas en el término resiliencia.
La American Psychological Association define la resiliencia como la capacidad de adaptarse y crecer frente a la adversidad, el trauma, la tragedia u otros factores estresantes significativos. Los investigadores dicen que esta es una habilidad inesperada: a pesar de los problemas y los riesgos, una persona resiliente progresa y logra el éxito. No importa exactamente cómo elijamos expresarlo: ser resilientes significa ser capaces de hacer que las cosas salgan mejor de lo que esperamos, escapando de lo que parece un destino inevitable.
Una de las personas resilientes más famosas y que contó su historia en una exitosa autobiografía, es el tenista Andre Agassi, pero en la lista podemos poner muchos nombres realmente ilustres, como el 44º presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, el artista Andy Warhol o la reina de los medios de comunicación Oprah Winfrey.
Hablar de resiliencia frente a las historias de estos hombres y mujeres no puede limitarse a la expresión —a menudo utilizada para describir la reacción a las desventuras— de la pelota que rebota, es decir, una especie de reflejo que conduce a una reacción automática. La importancia de contar la dinámica que ha llevado a estos individuos a la experiencia y a la capacidad de ser resilientes, de ser "supernormales", es la de definir un modelo de inspiración, al que puedan acudir todos aquellos que comparten, sin saberlo, el mismo camino.