La tendencia de nuestra cultura a considerar la experiencia sexual masculina como el estándar perpetúa mucha información errónea sobre lo que es sexualmente "normal" para las mujeres. Esta tendencia hace que se vean a sí mismas a través de un modelo sexual que se basa totalmente en el funcionamiento de los hombres, según el cual la sexualidad masculina sería la norma, pero esto claramente no es cierto. Si las expectativas femeninas se basan en información incorrecta, que no tiene sentido por cómo son realmente los cuerpos de las mujeres, la insatisfacción siempre estará a la vuelta de la esquina.
Para acabar con estos estándares culturales erróneos y todos los daños que provocan, las mujeres deben comprender mejor la ciencia que hay detrás de su sexualidad. Desde un punto de vista científico, los genitales masculinos y femeninos se originan en el mismo tejido embrionario, pero se desarrollan de manera única adoptando formas distintas, y desempeñan funciones diferentes dependiendo del sexo de la persona. Por ejemplo, el equivalente masculino del clítoris es el pene, pero solo la cabeza del clítoris es visible fuera del cuerpo de la mujer, mientras que el resto del órgano se extiende hacia el interior. En cambio, gran parte del pene es visible fuera del cuerpo del hombre. Sus diferencias en cuanto al aspecto se deben a que tienen distintas funciones: el clítoris solo es responsable de las sensaciones, mientras que el pene es responsable de las sensaciones, la penetración, la eyaculación y las micciones. Las mujeres solo podrán liberarse de estándares poco realistas, aprender a apreciar su sexualidad por lo que es y mejorar su bienestar general si ven su sexualidad más desde una perspectiva científica que cultural.