La palabra diversión puede tener diferentes significados, dependiendo de quién la use o de qué estemos hablando. Algo puede ser divertido para nosotros, pero puede no serlo para otra persona. Pero también puede suceder lo contrario: descubrir que algo que no sabíamos que existía nos divierte mucho, hasta el punto de convertirlo en una de nuestras actividades favoritas. Por eso es importante comprender el significado que cada uno de nosotros le da a la palabra diversión y por qué nos encanta hacer una determinada cosa.
Algunas cosas que nos resultan divertidas, pueden ser lugares, actividades, listas de reproducción de música, reuniones o recuerdos. Todas ellas son cosas o acciones que generan una sensación placentera en una persona y que es difícil describirlas con palabras. Pero, además, hay algo importante que debemos señalar: nada cambia realmente si no hay un deseo en nuestro interior de querer sentirnos bien, porque no podemos escapar de lo que guardamos en nuestro corazón.
La reciente pandemia de Covid-19 ha dejado este punto claro. Luego de que en todo el mundo millones de personas se encerraran en sus hogares, algunas lograron encontrar una actividad que les permitiera pasar el tiempo de una manera divertida, pero otros no lo lograron. La diferencia fue precisamente la actitud y, para algunos, las posibilidades prácticas, que estos dos grupos de personas tenían ante la cuarentena.
El sentido de la diversión reside en cada uno de nosotros, y cultivarlo nos permite sentir placer, incluso cuando parece que todo va mal. Para algunos, diversión es sinónimo de evadir la realidad. Estas personas tendrán dificultades para divertirse porque, dondequiera que vayan, traerán una sensación de incomodidad de la que con mucho gusto prescindirían. No podemos huir de lo que somos, aunque estemos en constante movimiento, pero podemos aprender a divertirnos.
La diversión es una parte importante de la vida de una persona, especialmente en la adversidad, ya sea de índole financiera, espiritual, emocional o de relación. Divertirse de forma genuina permite que la mente se desconecte un momento, recupere la claridad y, en consecuencia, también encuentre una solución a los problemas que nos aquejan. Sin embargo, en la sociedad del siglo XXI esta posibilidad parece haber desaparecido. Es como si hubiéramos perdido un pedazo de cielo. Hoy en día la gente ya no sabe divertirse genuinamente, y por eso vive mal y sin esperanzas. Estar constantemente bajo presión, sin tener una válvula de escape, provoca un malestar generalizado del que luego es difícil recuperarse.