Numerosos estudios han confirmado la enorme importancia de los lugares de trabajo. El entorno, entendido como un lugar físico, es fundamental porque es el lugar donde las personas interactúan y expresan su rendimiento. Cuanto más adecuado sea el lugar, más significativa será su influencia en el rendimiento.
Hay empresas que han entendido esta cuestión y han adaptado sus entornos de trabajo según el mensaje que quieren transmitir.
Google, por ejemplo, fundado en 1998 por Larry Page y Sergey Brin, cambió la historia de internet con la introducción de los motores de búsqueda. La empresa dio sus primeros pasos en un garaje y luego abrió su sede en California. Desde entonces se ha convertido en una potencia, pero lo que nos interesa es el hecho de que la sede de Google es como un pueblo pequeño. Dentro de la empresa los empleados disponen de todo. Un planteamiento parecido al de otras realidades como Facebook o Wegmans.
Lo remarcable es el entorno que estas empresas han creado para sus empleados. De hecho, al propiciar un ambiente acogedor, los empleados se sienten parte integral de la empresa, se sienten importantes y dignos de una inversión que les concierne.
Varias investigaciones han demostrado que todo afecta el rendimiento: el diseño, la forma, la estructura e incluso los colores utilizados en la oficina. Un ambiente apropiado promueve la creatividad, estimula la discusión y entrena la mente.
No se puede decir lo mismo de esas oficinas asépticas con paredes grises, espacios impersonales y muebles destartalados.
Hay que decir que a lo largo de los años muchas empresas han intentado adaptarse a través de la búsqueda constante de un entorno de trabajo adecuado. En un momento dado, por ejemplo, muchas empresas adoptaron la fórmula del espacio abierto, es decir, un gran salón donde todos trabajan en el mismo ambiente. Si en un principio la idea era producir más, desde el punto de vista creativo se ha demostrado que trabajar juntos distrae. De hecho, la disposición de los espacios abiertos funciona bien para el trabajo en equipo, pero penaliza la concentración individual. De hecho, si el trabajador necesita privacidad, acabará sintiéndose frustrado.
Por lo que una empresa, al momento de diseñar sus oficinas, debe tener en cuenta las necesidades de cada departamento específico y disponer de ambientes que permitan concentrarse en soledad y ambientes para poder hablar libremente.
El término "entorno" incluye todos los aspectos de un lugar. Algunos estudios han revelado que no solo la altura del techo puede influir en la creatividad, sino que los colores de las paredes también estimulan los pensamientos y el razonamiento. Por ejemplo, en una oficina hay que evitar el color rojo porque la mente humana la asocia con el semáforo rojo y, por lo tanto, de alguna manera con una señal de alto, una alarma e incluso con sangre. Por lo tanto, la exposición al color rojo se suele relacionar con los errores. En cambio, en la revisión de documentos, el bolígrafo rojo puede ser la mejor herramienta para señalar los errores.
El sonido también es un elemento a tener en cuenta, hay ambientes muy ruidosos y otros absolutamente silenciosos. El llamado ruido de fondo puede alimentar la creatividad porque estimula el cerebro para que procese la información de forma abstracta, pero puede molestar a quienes tienen que investigar y necesitan mucha concentración. Trabajar en ausencia de ruido puede ser perjudicial para una persona creativa ya que terminará distrayéndose por cualquier cosa.
En este caso, corresponde a la empresa evaluar el tipo de entorno que cada persona necesita según el tipo de trabajo que realiza.