En 2010, Sonya Renee Taylor se encontraba en Knoxville para participar del torneo nacional de slam poetry. En esa ocasión conoció a Natasha, una mujer de treinta años de edad con parálisis cerebral, quien le contó que temía que estaba embarazada de un hombre con el que solo se había visto ocasionalmente. Naturalmente, Taylor le preguntó por qué razón no había tomado precauciones al respecto. Natasha le respondió que su discapacidad dificultaba el sexo y que no quería complicarlo más. Para Taylor, este encuentro fue una oportunidad para reflexionar sobre las veces que se avergonzó y se disculpó con el mundo por su cuerpo, el cual creía que tenía algo malo porque se salía de los estándares. Entonces, le dijo a Natasha que el cuerpo no es algo por lo cual haya que disculparse, y en los días siguientes pudo reflexionar largo rato sobre la percepción que nosotros mismos tenemos de nuestro cuerpo en función de lo que piensan los demás. Sintió que esa conversación con Natasha no podía acabar ahí, y que esas reflexiones no podían detenerse, por lo que sintió la necesidad de ser portadora de un mensaje que debía transmitir a todo el mundo para contagiar a otras personas, porque el mensaje era importante. Con esta idea fundó la organización The Body is Not an Apology, cuyo propósito es recordarles a las personas que el amor es la única respuesta que siempre necesitamos, también (y especialmente) cuando se trata de nuestro cuerpo y nuestra relación con él.