Hacer una pregunta siempre es una invitación a iniciar un diálogo.
Quienes hacen una pregunta suelen mostrar que están atentos, participan en el discurso o quieren entrar en la discusión aportando su propio punto de vista. Sin embargo, muchas veces, especialmente en contextos colectivos, las preguntas funcionan como relleno en forma de preguntas retóricas inútiles que no aportan nada al discurso. A veces hay preguntas circunstanciales (por así decirlo) que revelan lo contrario: la persona no ha entendido el sentido del discurso o quiere involucrarse y pide que se repita un concepto.
En cambio, el tema de la pregunta se plantea en un nivel totalmente diferente. Una pregunta puede llegar a ser una herramienta muy valiosa, capaz de eliminar bloqueos o de liberar otras ideas. En realidad, la función de una pregunta debería ser abrir puertas constantemente, a través de las cuales poder comenzar una exploración.
Un ejemplo emblemático sería la siguiente situación, que es bastante común: una fiesta de cumpleaños donde no todos los invitados se conocen. Si una persona quisiera acercarse a otra para presentarse, lo más probable es que le pregunte "¿cómo estás?" después de decir su nombre. De hecho, "cómo estás" sí es una pregunta, pero una que tiende a cerrar el diálogo. Una vez que obtenga la respuesta "bien", caerá una muralla y quizás la conversación termine.
Si en lugar de "¿cómo estás?" la persona preguntara algo más específico, como “¿estás trabajando en algo que te apasiona en este momento?”, tal vez la respuesta abra un diálogo más largo e interesante.
Según Berger, las preguntas son una herramienta poderosa para usar en la vida. Y como no está garantizado que las sepamos hacer, tenemos que empeñarnos, pensar en las preguntas más adecuadas para la situación y practicar.
Debemos entrenarnos para hacer preguntas evitando las que son más obvias, banales o que no darán lugar a una conversación. Las preguntas deben abrir puertas de sentido y conocimiento, y la práctica es la única manera de llegar a formular preguntas brillantes en verdad.