Cuando se habla de trabajo y negocios, a menudo se olvida su correlación con la historia. El éxito de un negocio o de una carrera laboral, sin lugar a dudas, se define por la comprensión de lo que es el presente, y el momento actual es un período histórico de profundos cambios. El siglo XX ha experimentado grandes cambios sociales y tecnológicos, desde el punto de vista de los derechos individuales y de la sociedad.
Peter Drucker es un economista especializado en el campo de la gestión empresarial, y como ensayista ha desarrollado numerosas teorías a lo largo de su carrera que relacionan la gestión empresarial, la economía laboral y la sociología. Su pensamiento se basa en la contemporaneidad, y por ello, aborda los principales cambios actuales desde estos puntos de vista. Son aspectos que tienen un gran impacto en el desarrollo de la historia humana y hoy, más que nunca, en el mundo del poscapitalismo.
Su análisis empieza con las condiciones en el mundo laboral previas a la Primera Guerra Mundial en Occidente. En aquellos tiempos, la principal fuerza laboral estaba compuesta por agricultores, que ahora representan menos del 5 % del total de la población en los países liberales. El gran cambio ocurrió a principios del siglo XX, cuando tuvo inicio el crecimiento de lo que se llamaría la clase trabajadora. Al principio, eran trabajadores manuales en la industria y constituían una pequeña parte de los empleados en este sector, que se desarrolló fuertemente gracias a la presencia de muchas figuras especializadas. En un par de décadas, los trabajadores manuales crecieron de manera constante y, con la llegada de las luchas sindicales, ganaron poder político y social, convirtiéndose en una verdadera clase media.
Hoy en día, las condiciones son muy diferentes en comparación con el siglo pasado. El poder político de estos grupos se ha disuelto y las nuevas invenciones tecnológicas han requerido la creación de nuevas figuras profesionales: los tecnólogos, aquellos que trabajan utilizando habilidades teóricas relacionadas con las máquinas; como por ejemplo los técnicos en informática, los asistentes de radiología o los mecánicos especializados en electrónica. Ya no es una clase social, sino una realidad fragmentada de individuos, a la que Drucker llama "trabajadores del conocimiento".
Las aclamadas revoluciones de la antigua clase trabajadora no generaron grandes transformaciones, sino que más bien dieron la oportunidad de aspirar a trabajos con más autonomía individual. Esto ha sido posible gracias a políticas centradas en la educación de los jóvenes, con una escolarización cada vez más extendida.
La futura clase de trabajadores del conocimiento se convertirá en la más amplia y de mayor impacto, además de que dará lugar a una sociedad centrada en la competencia, simplemente porque el conocimiento se convertirá en el principio rector en el que creer, si se logra hacerlo lo más universal posible. Este tipo de sociedad estará compuesta por individuos cada vez más independientes, pero que, como especialistas, necesitarán operar dentro de formas organizadas cada vez más elaboradas que valoren sus conocimientos del sector. La gestión, por lo tanto, tendrá un papel cada vez más central. Cada aspecto social necesitará estar dictado por la capacidad de los grupos de referencia para organizarse de manera eficiente y productiva. La gestión será una función social de búsqueda de la innovación. Si esto no sucede, el retroceso será inevitable.