El indicador de personalidad de Myers-Briggs se basa en la teoría de los tipos psicológicos que formuló en su momento Carl Gustav Jung, que identificó 16 personalidades diferentes. Este indicador se basa en cuatro ejes, también llamados pares dicotómicos de funciones cognitivas: Extroversión (E) o Introversión (I); Sensibilidad (S) o Intuición (N); Razonamiento (T) o Sentimiento (F); Juicio (J) o Percepción (P).
El tipo de personalidad INFJ representa solo el 1 % de la población, y se rige por la introversión, la intuición, el sentimiento y el juicio. Las personas que se identifican metafóricamente con este tipo de personalidad son emocionalmente vulnerables y altamente sensibles, pero también son soñadores capaces de dejar huella.
Precisamente debido a su extrema vulnerabilidad, un acto creativo como escribir puede ser algo muy complicado para los INFJ, o incluso casi imposible. Un escritor INFJ suele hacerse muchas preguntas antes de empezar a escribir: ¿por dónde empiezo? ¿Cómo empiezo? Pero sobre todo, ¿hay alguien más que esté pasando por la misma situación? Entonces, el primer consejo que les da Lauren Sapala a los escritores INFJ es unirse a un grupo de apoyo de escritura donde puedan conocer a otros INFJ y abordar juntos lo que ella llama “un largo viaje de sanación”.
Encontrar apoyo no es la única clave para desbloquear la creatividad. La otra es aceptarse a uno mismo. Cuando llevamos mucho tiempo sin escribir nada, retomar esta actividad puede ser una acción brutal, casi como limpiar una tubería obstruida. Si queremos que el agua fluya en forma clara y copiosa, debemos tener paciencia y dejar que toda la basura salga. Puede ser muy frustrante, pero no hay alternativa. Quizás la primera página que estamos a punto de escribir nos asuste, porque lo más probable es que esté llena de confusión, lo cual es completamente normal. De hecho, es una señal de que estamos en el camino correcto. En esta etapa no debemos desanimarnos, sino permitirnos no ser como nos gustaría ser. Es fundamental aceptar que las primeras páginas son lo que son, precisamente porque es parte del proceso de aceptación. Sería más fácil si nos quedáramos quietos ya que no habría altibajos emocionales, pero la falta del acto creativo en sí puede dar lugar a dolores físicos intensos y nos puede hacer caer en adicciones, como el alcohol o las drogas. Así que no existe otra manera. Debemos emprender el camino con valentía y un profundo amor por nosotros mismos.