Hal Elrod comprobó por sí mismo hasta qué punto funcionaba la ecuación milagrosa. Cuando trabajaba como vendedor, se propuso una meta muy ambiciosa: aumentar el número de ventas semanales y mensuales, para batir el récord de ventas en su sector. Con una fe inquebrantable en sus capacidades y un notable esfuerzo y concentración en el objetivo, Elrod logró lo que se proponía. De alguna manera, había descubierto el principio de la ecuación milagrosa.
Sin embargo, no estaba convencido de la absoluta veracidad de su afirmación, por lo que el autor esperó varios años antes de hacerla pública. Primero probó la técnica con colegas y amigos, y luego, a lo largo de los años, recopiló testimonios de sus resultados. Mientras tanto, también había comenzado su carrera como orador para contarle a la gente lo que había descubierto.
A partir del análisis de los resultados, el autor dedujo no solo que su teoría de la ecuación milagrosa era válida, sino que es aplicable a todos los campos.
La palabra “milagro” suele asociarse a algo intangible, pero lo que Hal Elrod demostró es que depende de nosotros hacer milagros en nuestras vidas.
¿Cómo lo logramos? Con una técnica que es fácil de explicar, pero difícil de aplicar. Se llama "ecuación milagrosa", la cual fue creada por Hal Elrod y consiste en combinar una fe inquebrantable con un esfuerzo increíble. Esta combinación tiene un impacto significativo en la vida, ya que pone en marcha un proceso virtuoso. Lo que inicialmente puede parecernos imposible y que está más allá de nuestras capacidades, puede volverse posible, probable e incluso inevitable.