Todos nosotros, tarde o temprano, nos encontramos viviendo momentos decisivos, experiencias significativas que quedan grabadas en nuestra memoria, que cambian nuestras vidas.
Aparentemente, estos momentos parecen ser fruto del destino o de la suerte, pero si aprendemos a reconocer los elementos comunes, podemos crearlos.
¿Por qué deberíamos querer crear momentos decisivos? Para enriquecer nuestras vidas, para conectarnos mejor con los demás, para hacernos recordar.
Algunas investigaciones sobre el comportamiento humano han demostrado que cuando volvemos a pensar en una experiencia tendemos a ignorar gran parte de lo que ha sucedido y nos centramos en cambio en unos instantes. Por ejemplo, nos olvidamos de la duración de un determinado evento, pero nos acordamos de dos momentos clave: el mejor momento (el super momento) y el final.
Los momentos decisivos tienen su origen a partir de uno o más de estos elementos:
- Crecimiento (son momentos que sobresalen de la vida cotidiana, que trascienden el curso normal de los acontecimientos);
- Intuición (son experiencias que cambian la comprensión de nosotros y del mundo, nos hacen tomar consciencia de algo que cambiará nuestras vidas);
- Orgullo (son experiencias que nos toman en nuestros mejores momentos, en momentos de desafío);
- Conexión (son experiencias sociales que compartimos con los demás).
Todos estos momentos decisivos originan emociones positivas, pero a veces también pueden causar emociones negativas, rabia, dolor (momentos de sufrimiento).