¿Alguna vez te has encontrado con títulos como: "10 consejos para ser más feliz", "7 consejos de expertos para hacerte más rico" o "3 tratamientos para lucir más joven"? Apuesto que sí.
Desde hace años, la sociedad moderna nos bombardea con guías y sugerencias para mejorar nuestra vida y ser más felices. Pero, curiosamente, las investigaciones muestran que somos los adultos más obesos, adictos, medicados e infelices que jamás han existido. Nos sentimos cada vez más solos, inseguros e insatisfechos. Muchas veces nos percibimos a nosotros mismos como incapaces, poco inteligentes y que no somos lo suficientemente ricos, bellos, felices, saludables o exitosos.
La realidad es que vivimos en una sociedad con valores distorsionados. Hemos sido condicionados a creer que ser vulnerable es sinónimo de debilidad, lo cual es alimentado por una cultura dedicada al perfeccionismo, la escasez y el sensacionalismo. En todos los contextos, incluyendo la política, la religión, la familia, las empresas, las celebridades y las redes sociales, la gente vive con miedo y vergüenza, pero rara vez se habla de ello.
Y así, en la carrera frenética hacia la excelencia, terminamos olvidándonos de aceptarnos, amarnos y mostrarnos tal como somos. Hemos aprendido que la vulnerabilidad es una debilidad, por lo que, en lugar de aceptarla como una emoción humana normal, nos escondemos detrás de mecanismos de defensa como el cinismo y la vergüenza para poder ocultarla.
Paradójicamente, cuanto más nos dicen "cómo hacerlo mejor", más nos alejamos de los demás y de nosotros mismos. En lugar de ver la vulnerabilidad como una fortaleza, ocultamos nuestros defectos y construimos barreras para protegernos. Nuestro miedo a ser comunes y corrientes se ha convertido en el motor de la vergüenza. Y si no hacemos cosas públicas extraordinarias, nos sentimos inferiores.
Pero el trabajo de investigación de Brené Brown nos da esperanzas. Luego de cruzar datos de cientos de entrevistas, llegó a la conclusión de que hay algunas personas que toman decisiones diferentes a las de la mayoría. Estas personas aceptan plenamente y sin miedo su vulnerabilidad y todas sus emociones, y viven una vida plena, auténtica y valiente.
A esta forma de vivir, la autora la llama wholehearted, o todo corazón. Estas personas están muy conscientes de sus mecanismos de autodefensa, y entienden que la vulnerabilidad es el núcleo de las emociones difíciles, pero también es donde nacen las emociones positivas como el amor, la pertenencia, la alegría, la creatividad y la empatía.
Así, descubrimos que aceptar la vulnerabilidad es el punto de partida para convertirnos en wholehearted, la clave para una vida más feliz.