El libro de Jeff Booth habla sobre la naturaleza deflacionista de la tecnología y la economía moderna, cuestionando el actual paradigma económico de la política monetaria basada en la inflación.
Por naturaleza, el ser humano tiende a darse cuenta de las cosas que más cambian, pero no presta tanta atención a lo que tal vez tiene un rol más importante, pero siempre permanece estable. Un ejemplo concreto es que dependemos más del agua que de los teléfonos móviles, pero visto que la disponibilidad de agua no cambia y en cambio los teléfonos inteligentes lo hacen continuamente, somos inconscientemente más propensos a prestar mucha más atención a estos dispositivos electrónicos.
Nuestro sistema económico actual considera la inflación constante como un hecho: más o menos cada año se da un aumento de precio de los bienes y los servicios. Actualmente, el tema de la adopción de la deflación va tan a contracorriente que pocos están dispuestos a afrontarlo.
Este texto desafía algunas verdades universales muy arraigadas en nuestra sociedad en las que la mayoría de las personas creen y contiene una advertencia sobre dos tendencias peligrosas a las que, según el autor, no estamos prestando suficiente atención.
La primera es que la economía global basada en un modelo inflacionista se apoya en una cantidad de deuda enorme, inestable e insostenible. La segunda es que el veloz avance de la tecnología causará un desempleo difundido, duradero y sin precedentes. Como ya veremos más adelante, este último aspecto también está íntimamente relacionado con el tema de la deflación de los precios. Para evitar el desastre, es necesario actuar rápido, reformando todo el sistema.
La manera de pensar del ser humano es fruto de las creencias y las intuiciones que se han ido acumulando a lo largo de nuestras vidas, dependiendo de las experiencias que hemos vivido y las convenciones aceptadas por la sociedad. Pero precisamente por este motivo, los “principiantes” tienen una ventaja durante los períodos de grandes cambios, aunque sean menos expertos. De hecho, la mente del principiante se interroga con la intención genuina de descubrir la respuesta y no de defender una realidad precedente. Está libre de comparaciones, convenciones y convicciones relacionadas con el pasado. Cuando estamos atrapados en la realidad presente, a menudo es difícil ver nuevos puntos de vista con claridad.
Esta es la razón por la que, tal vez, para resolver los problemas hacia los que estamos yendo, sería necesario escuchar opiniones alternativas.