Convertirse en padres es probablemente una de las sensaciones más hermosas e intensas que se pueden experimentar en la vida. El cansancio de los primeros tiempos puede ser altamente estresante, pero se enfrenta fácilmente gracias a la energía que el nacimiento ha desencadenado. Las cosas empiezan a complicarse en los años venideros: la ansiedad de dejar que nuestros hijos vayan solos a la escuela, la dificultad de hacerles entender la importancia del estudio y llegar a un compromiso en cuanto al uso de los videojuegos. Nadie conoce los dramas y las dudas de la paternidad/maternidad hasta que se encuentran en medio de la tormenta. Un día estamos pensando en salir con los amigos, y al día siguiente en qué pañales comprar. Desafortunadamente, los consejos de nuestros padres sobre cómo comportarnos tienen sus límites, ya que el mundo cambia constantemente y con él los desafíos que las personas deben enfrentar durante el crecimiento.
Sin embargo, ser padre también brinda muchas satisfacciones, y si se eliminan algunos miedos ocultos, se convierte en una tarea divertida y motivante que fortalece el amor natural que sentimos. El libro The Self-Driven Child aborda este tema, ayudando al lector a liberarse de estas ansiedades para encontrar la distancia adecuada en la relación con los hijos. Los autores cuentan algunas anécdotas de sus respectivas carreras profesionales. Han seguido a muchos padres e hijos a lo largo de los años y han identificado ciertas dinámicas recurrentes, algunas con impacto positivo y otras negativo. Todas giran alrededor del control: el control que el padre busca tener y la sensación de control sobre su propia vida que los hijos necesitan. Sentirse responsables de sus propias elecciones es crucial para un crecimiento saludable. Con los años, la autonomía en las elecciones se traduce en una mayor consciencia y motivación, que a su vez son útiles para el éxito en el ámbito personal, emocional y profesional.
Sin embargo, una palabra como "éxito" puede ser malinterpretada. Su significado varía de persona a persona y su naturaleza mimética causa conflictos generacionales entre padres e hijos. Los autores han notado algunos prejuicios que a menudo causan fracturas, y son cuatro falsas creencias. La primera es que para alcanzar el éxito, siempre se debe tener un espíritu competitivo. La segunda se refiere a la fe ciega en los resultados académicos como síntoma de éxito. La tercera es pensar que presionar a los hijos les beneficia. La última característica es de aquellos que consideran el mundo como un lugar despiadado, más peligroso que nunca.
De las investigaciones de los autores se desprende que un niño al que se le da espacio para maniobrar, sin intención de controlarlo, tenderá a desarrollar motivaciones y autocontrol más fuertes. Un padre que busca tener una relación saludable con sus hijos debe apuntar a brindar las herramientas adecuadas para que puedan vivir y buscar la felicidad de manera autónoma e independiente, porque ahí radica el verdadero éxito. ¿Pero de dónde proviene esta tesis concluyente que nos presentan?