Jeff Olson nació en Albuquerque, Nuevo México. Su padre desapareció prematuramente, dejándolo a él, a su hermano, su hermana y su madre solos. En la escuela, Olson ya tenía problemas antes de la muerte de su padre: los maestros le dijeron a la familia que su coeficiente intelectual era inferior al promedio. A medida que pasaban los años, quedó claro para todos que no lograría nada bueno en la vida, porque sus calificaciones siempre eran bajas y, en el proceso, se ganó la reputación de ser un alborotador. A los dieciocho años dejó la escuela y se mudó a Daytona Beach: para ganarse la vida, empezó a trabajar en el Country Club de Orlando, donde cortaba el césped de los campos de golf. En lo que él llama "días de indignación", el autor cuenta que se planteó muchas preguntas sobre las vidas de aquellos que jugaban al golf y eran ricos, pero no lograba encontrar una respuesta. ¿Qué tenían esas personas de diferente a él?
Un día, Olson tuvo una especie de iluminación y comprendió que su vida tenía que cambiar: hizo las maletas y volvió a ponerse en marcha hacia Nuevo México, decidido a hacer todo lo necesario para alcanzar metas importantes. Ya no sería mediocre, sino que se comprometería con todo su ser en los campos de su interés. Así fue que se inscribió en la universidad, se graduó, fue contratado en el aeropuerto de Albuquerque y luego pasó a trabajar en Texas Instruments. Fundó su propia compañía, que después de algunos años fracasó. Olson se enfrentó a la desesperación de haberlo perdido todo y analizó lo sucedido para poder entenderlo mejor.