La mayoría de las personas vive convencida a nivel inconsciente de que puede tener acceso a una cantidad limitada de felicidad y objetivos logrados. Esto es falso. Cuando tomamos la responsabilidad de nuestra vida, creemos en nosotros mismos y llevamos a cabo acciones concretas para realizar nuestro pleno potencial, llegamos a entender que los límites existen solo en nuestra mente. Quien está dispuesto a esforzarse para superar todos sus miedos puede acceder a una cantidad infinita de felicidad y satisfacción.
A menudo los adultos piensan que los rasgos de su carácter son innatos, se convencen de que son buenos y conviven con ellos. Si, por ejemplo, éramos tímidos durante los años de colegio, es probable que sigamos siéndolo durante toda nuestra adultez. En realidad nunca deberíamos olvidar que somos plenamente responsables de quiénes somos y que tenemos la oportunidad, la suerte y el poder de decidir quiénes queremos ser. Si no nos gusta la timidez, podríamos ponerla a un lado y convertirnos en personas extrovertidas y carismáticas. Esta característica no es innata, sino un producto de lo que hemos vivido. Si hubiéramos crecido siendo parte de una banda en los suburbios de Chicago seguramente nuestra personalidad sería diferente, al menos en parte.
Claro que no se trata de un proceso que tiene lugar de la noche a la mañana, ya que necesitamos compromiso, técnica y convicción, pero como ya hemos dicho, todo es posible y los límites solo existen en nuestra mente.
A veces el cambio es complicado porque algunas personas que nos rodean lo obstaculizan, normalmente sin querer o sin darse cuenta, y, por desgracia, a menudo se trata de personas muy cercanas a nosotros. Desafortunadamente no hay muchas alternativas: si queremos lograr un cierto objetivo tenemos que alejarnos de las personas que nos lo impiden, ya sea pasar menos tiempo con nuestros padres o cambiar de amistades.
Pero por otro lado, no tenemos que considerar el cambio como algo doloroso, problemático y negativo. Sino todo lo contrario. Tomar decisiones es emocionante, llevar a cabo acciones es alentador y evolucionar es apasionante, dinámico y estimulante.
Todos hemos visto, en algún video o personalmente, a una persona lanzarse al mar felizmente desde una roca a quince metros de altura, o un paracaidista que se lanza al vacío con una sonrisa. Esta es la magnífica y real imagen de lo que significa dar un gran paso adelante. Seguramente, viendo escenas de este tipo, hemos pensado: “Wow, fantástico, pero yo no lo haré nunca”. Sin embargo, los seres humanos que obtienen más de su vida son los que dan grandes y pequeños saltos hacia adelante cada día. En cambio, los que se rinden a sus miedos continúan quejándose cada día de su rutina y su insatisfacción, y acaban no haciendo nada para cambiar.
Ha llegado el momento de tomar el control de nuestra vida y dejar de poner excusas. ¿Cómo? Lo veremos poco a poco en los próximos capítulos.