La autora cuenta que perdió su chispa alrededor de los diez años, y es alrededor de esa edad que los niños aprenden que existen las reglas. Hay sentimientos que podemos expresar, cosas en las que podemos creer, personas a las que tenemos que amar, comportamientos que adoptar y un tipo de vida muy específico que debemos desear. Al principio cuesta adaptarse a esta jaula, pero luego todos acabamos acostumbrándonos. La autora quería ser una niña buena como se esperaba de ella, por lo que eligió un cuerpo, una personalidad y una sexualidad que le resultaban tan estrechas que le resultó difícil encajar en las mismas. Tal vez, por esta razón comienza a sufrir bulimia.
La autora habla de muchos episodios en los que se sintió enjaulada mientras crecía. Por ejemplo, recuerda que su terapeuta matrimonial quería convencerla de que se quedara con su marido, incluso después de que él la había engañado, o que, de niña, su profesora de catecismo le había enseñado que el sufrimiento se originó porque cuando Eva comió la manzana no se mantuvo en su lugar.
Un día, al entrar en el baño de sus hijos, notó que el champú del niño contenía una sucesión de palabras escritas en gran tamaño y en negrita, mientras que el de las niñas tenía una serie de adjetivos escritos en cursiva como "seductora", "pura" y "ligera". Entonces se dio cuenta de que, en pleno siglo XXI, todavía se le sigue enseñando a los niños a ser grandes, violentos, a nunca mostrarse vulnerables, rechazar todo lo que evoque la feminidad, y a ser responsables de conquistar a la mujer y al mundo. En cambio, a las mujeres se les enseña a ser pequeñas, tranquilas, bonitas, pasivas, y lo suficientemente deseables para que un hombre las conquiste.
También habla de otro episodio en el que su hijo adolescente estaba viendo una película con amigos en la sala de estar. Cuando ella entró para preguntar si alguien tenía hambre, de inmediato los chicos dijeron que sí, pero las chicas primero se miraron y luego respondieron negativamente. Este episodio le hizo reflexionar sobre la diferencia entre los hombres, que buscan la respuesta dentro de sí mismos, y las mujeres, que necesariamente la buscan en el exterior.