La capacidad de vender, persuadir, negociar y convencer es de fundamental importancia para todos nosotros, en cualquier aspecto de la vida. Ya sea que queramos tener debates constructivos con otros, conseguir que alguien apoye nuestras ideas, iniciar un negocio propio o simplemente llevarnos bien con la gente, debemos dominar el arte de vender. De hecho, podemos obtener una compensación que casi nunca es monetaria de vendernos a nosotros mismos, nuestras habilidades e ideas. Por ejemplo, podemos ganar seguidores, amigos o reconocimiento, por lo que, cuanto más cultivemos nuestras habilidades de ventas, más recompensas obtendremos en la vida.
Esto vale también, y sobre todo, para los vendedores profesionales, que son vitales en la dinámica de cualquier economía, pues sin ellos cualquier industria en el planeta colapsaría muy rápido, ya que el motor económico del mundo se basa precisamente en las habilidades de los vendedores para hacer llegar los productos a los consumidores. Como vendedores, debemos aprender a comunicarnos de manera efectiva con los demás. El objetivo es lograr que las personas concuerden con nosotros y comprendan que lo que les estamos vendiendo es la solución a sus problemas. Hay millones de vendedores en el mundo, pero la mayoría son mediocres. Por lo tanto, si queremos ser grandes vendedores, tenemos que estar muy comprometidos con nuestra profesión y dispuestos a aprender todo el tiempo.
El primer paso para entrar en el Olimpo de los grandes vendedores es el compromiso, es decir, la dedicación total a lo que hacemos. Las ventas tienen que convertirse en nuestro estilo de vida, y debemos eliminar todas las demás opciones. El compromiso es requisito indispensable para obtener resultados positivos y duraderos en la vida. Es algo que debemos cultivar todos los días a partir de ahora, y no en el futuro. Otro requisito fundamental es el conocimiento, que también sirve para que amemos lo que hacemos, ya que, cuando no sabemos lo que estamos haciendo, perdemos el control, y eso a nadie le gusta. Si conocemos perfectamente nuestro entorno y lo que tenemos que hacer, no dependeremos únicamente del azar o la suerte, ya que nuestras propias habilidades nos guiarán hacia el éxito.
Finalmente, además del compromiso y el conocimiento, hay otro requisito para convertirnos en grandes vendedores: la capacidad de predecir. Es como cuando conducimos un automóvil. No solo tenemos que ser buenos conductores, sino que también debemos predecir los movimientos de los demás para evitar accidentes. Para ello, debemos comenzar a observar lo que sucede mientras trabajamos en nuestras habilidades de venta: ¿cómo reaccionamos? ¿Qué hacen y dicen las personas a las que tratamos de vender nuestros productos? Es buena idea grabarnos mientras trabajamos y luego tomar nota de nuestras expresiones faciales, palabras, tono de voz y gestos. Todo esto nos ayudará a crear un sinfín de modelos de situaciones que nos servirán para predecir escenarios futuros con mayor precisión.