El primer factor es conocer la técnica adecuada, por lo que es importante saber cómo funciona la mente humana en general y la nuestra en particular.
El segundo es la constancia, el camino hacia el conocimiento está lleno de obstáculos: solo es posible superarlos y desarrollar un hábito de aprendizaje constante si no nos rendimos ante la primera dificultad. De hecho, a menudo la falta de constancia es la primera causa del fracaso, pero hay una buena noticia: con la práctica, ser constantes será cada vez más fácil. El paso más difícil es precisamente resistir a la tentación de dejarlo al principio.
El tercer factor es la progresión. Es irreal pensar en escalar una montaña concentrándose solo en la meta final. Cuando percibimos que un desafío es demasiado grande nos agobiamos y tendemos a abandonarlo ya desde el comienzo. Para superar este problema es necesario ir paso a paso, subdividiendo el objetivo final en pequeños pasos intermedios.
El cuarto factor es la concreción de nuestros objetivos. Por definición, un objetivo es preciso, medible y concreto. Por ejemplo “quiero aprender inglés” no es un objetivo mientras que “quiero aprender 2.000 palabras nuevas en inglés en tres meses” lo es porque responde a las características que acabamos de ver. Además, un objetivo tiene que ser estimulante y realizable para motivar a la persona a que lo siga sin generar una sensación de frustración.
El último factor se relaciona con el aspecto psicológico y psicofísico. De hecho, para aprender tenemos que estar en la condición psicofísica correcta. Existen algunas prácticas positivas que podemos seguir para alcanzar y mantener esta condición. Dormir las horas necesarias es una de estas. El sueño no es solo uno de los factores que más influyen en nuestra salud física y mental, sino que también es un momento fundamental durante el proceso de aprendizaje. Tener una alimentación equilibrada también es importante para mantenerse saludable y de buen humor, igual que practicar ejercicio físico. Desde un punto de vista psicológico, es necesario evitar el multitasking, es decir hacer varias tareas contemporáneamente, porque dispersa demasiado nuestra energía. A todo esto podemos añadir la necesidad de eliminar cualquier distracción de nuestro ambiente de aprendizaje, como el teléfono y otros dispositivos digitales. Por último, es necesario saber de antemano cómo es la curva de aprendizaje para no desanimarse cuando los progresos tarden en llegar. La curva de aprendizaje empieza con una sensación de confusión, luego llega la exaltación de los primeros progresos, más adelante nuevos problemas a resolver y finalmente se concluye con una lenta escalada hacia la excelencia.