Los emprendedores conocen bien las trampas del síndrome del superhéroe: ese fenómeno tan difundido que hace que el CEO se ocupe de todos los aspectos de su negocio convirtiéndose él mismo en la propia compañía. Adaptabilidad y capacidad para afrontar con éxito las diferentes facetas del propio trabajo son dos de las cualidades que un emprendedor debe tener, pero después de un cierto nivel se transforman en obstáculos para el crecimiento del negocio; es en este momento que se hace necesario contratar a otras personas para que se dediquen a las tareas operativas y así tener más tiempo para ocuparse a tiempo completo del proyecto. De hecho, el trabajo del CEO no es resolver los problemas operativos o realizar la micro gestión de tareas recurrentes, como son, por ejemplo, la creación de la página web, encargarse del marketing o escribir artículos para el blog, sino más bien es el desarrollo de nuevos modelos para el crecimiento y la mejora del negocio. Por ello es importante conseguir abandonar el síndrome del superhéroe y entender cuáles son las tareas que hay que delegar, pero sobre todo a quién delegarlas.
Hasta hace algunas décadas el método más clásico de delegar era contratar empleados para el trabajo de oficina; hoy en día, en cambio, gracias al desarrollo de nuevos sistemas y herramientas para el trabajo a distancia, sin duda alguna la elección más conveniente es contar con el trabajo virtual, ya que permite ahorrar los costes de una oficina, contratar a nivel internacional sin problemas geográficos y decidir si emplear a un asistente virtual solo para un proyecto o bien para una colaboración más duradera. Mientras que en el pasado lograr crear y mantener un equipo de trabajo completamente virtual habría sido algo surreal y complejo, hoy es una realidad y ni siquiera demasiado complicada: igual que las demás habilidades, hay que estudiar bien el trabajo virtual, aprenderlo y ponerlo en práctica, y después de un período inicial de formación seremos capaces de aprovechar todas sus oportunidades.