Hoy en día todo el mundo conoce a Warren Buffett, el inversor infalible, que ha demostrado habilidades inusuales desde que era pequeño.
Cuando aún era un niño encontró una manera de ganar dinero: compraba un paquete de 6 latas de Coca Cola a 25 centavos en la tienda de su abuelo y luego las revendía por unidades a 5 centavos, obteniendo una ganancia neta de 5 centavos. Aunque era una cantidad pequeña, este episodio mostró la capacidad de Buffett para dar resultados.
A la edad de 11 años hizo su primera inversión con su hermana Doris. Juntaron sus ahorros y compraron acciones en las Cities Service Preferred por $38.25 cada una. Sin embargo, cuando vieron que los títulos descendían, su hermana comenzó a presionarlo porque no quería perder sus ahorros y decidieron vender. Las acciones subieron de nuevo y entonces Buffett se dio cuenta de la ganancia que habían perdido. Esta experiencia fue de gran ayuda para el pequeño Buffett porque pudo aprender las primeras y más sencillas leyes del buen inversor: ser paciente y no dejarse controlar por las emociones.
Buffett construyó su imperio con racionalidad y paciencia. Se graduó con una licenciatura en Economía y un máster de la Columbia University, y comenzó a trabajar en Nueva York para el fondo Graham, el primer Hedge Fund (fondo de cobertura) de la historia.
Benjamin Graham fue uno de sus mejores maestros. Buffett se inspiró en su mentor para establecer la teoría de La Inversión del Valor, es decir, la capacidad de invertir en empresas cuyos valores están infravalorados, comprarlos y mantenerlos durante mucho tiempo. El éxito de la Buffett Partnership (su primer fondo de inversión), fusionado con Berkshire Hathaway (una empresa textil cotizada), confirmó su reputación e hizo de Buffett el inversor más famoso del mundo.