La relación con nuestra madre comienza en el mismo instante en que venimos al mundo. La conexión que seguiremos teniendo con la mujer que nos trajo al mundo será uno de los pilares de nuestra vida, para bien o para mal.
Si somos hijas de madres narcisistas viviremos experiencias muy dolorosas que pueden hacernos sentir que estamos solas en el mundo, pero esto no es así y podemos deshacernos de esa pesada carga.
A menudo, oímos voces en nuestra cabeza que son muy críticas con lo que hacemos y pensamos. La autora decidió enfrentarse a estas voces que la estaban devastando emocionalmente para destruirlas y así poder seguir con su vida.
El primer punto en su lista de cosas por hacer para eliminarlas era comprender de dónde venían esas voces que nunca la habían hecho sentir que estaba a la altura de ninguna situación. Descubrió que se originaban en la relación con su madre.
Los síntomas debilitantes que manifestaba la autora (y que también había reconocido en muchos de sus pacientes) venían expresamente del narcisismo de su madre. Hay muchas progenitoras que están tan necesitadas a nivel emocional y encerradas en sí mismas que prácticamente son incapaces de dar amor y apoyo incondicional a sus hijas. Esto es lo que se llama narcisismo materno.
Por supuesto, tanto los hijos como las hijas sufren trastornos afectivos con un padre o una madre narcisista, pero para las hijas el asunto es aún más complicado ya que la madre es el modelo de referencia principal para el crecimiento de la niña como individuo, amante, esposa, madre y amiga. Entonces, el narcisismo materno puede dañar a las hijas de una manera muy insidiosa. Una madre narcisista ve a su hija (y no a su hijo) como su "extensión" al no reconocer su autonomía como persona independiente de ella. Debido a esto, las hijas siempre están ansiosas, ya que buscan la forma "correcta" de responder a su madre para ganar su amor y aprobación.
Una hija que no obtiene la aprobación de su figura materna aprende desde el principio que no tiene valor real alguno en el mundo y que sus esfuerzos no la llevarán a ninguna parte. Una persona narcisista está totalmente concentrada en sí misma, y su comportamiento envía mensajes claros de "soy el centro del mundo" y "no vales la pena". Es por ello que las hijas creen que existen en función de su madre.
Sin la empatía y el amor de su madre, una hija no siente una conexión emocional real y durante muchos años sentirá que algo le falta. Ninguna hija quiere pensar que su madre puede ser deshonesta o egoísta, pero cuando las hijas comienzan a enfrentar la dura realidad de que el narcisismo materno existe en verdad, pueden atacar de frente los patrones emocionales alarmantes que se desarrollaron a lo largo de su vida.