Melodie Beattie desarrolló una adicción al alcohol y las drogas a una edad muy temprana, pero afortunadamente pudo superarla. Durante esos años conoció a muchas otras personas que se pueden calificar como codependientes. De adulta, trabajó como consejera en un centro de apoyo para alcohólicos a fines de los años 70, donde organizaba reuniones con las esposas de los hombres que tenían esta adicción. Luego conoció a otros codependientes, gente que lo daba todo aunque ya no tuviera los recursos y que literalmente estaba consumida, como una mujer que murió de vejez a los 33 años de edad, por causas naturales.
La autora señala que estas personas no sabían recibir de los demás; solo daban hasta que ya no les quedaba nada. Eran incapaces de asumir la responsabilidad de sus propias acciones, pero sentían que cargaban la responsabilidad del mundo entero sobre sus hombros. Muchas veces ni siquiera saben cómo se sienten, porque están completamente concentradas en otras personas, y los otros determinaban su mundo, para bien o para mal. A la autora, que sabía bien lo que eran las adicciones, le resultaba difícil comprender este tipo de adicción, hasta que la vivió en carne propia. Se dejó absorber tanto por algunos casos que seguía de personas alcohólicas que casi había olvidado que tenía una vida propia fuera de ellos.